El reciente estudio de Osborne y Frey estima que el 47% de los puestos de trabajo que existen en la actualidad en los países de la OCDE corren el riesgo de desaparecer por la automatización. Otro informe, BBVA Research, calcula que en nuestro país el 36% de los empleos corren el riesgo de ser reemplazados por la robótica.
En la actualidad, el 29% de las tareas son llevadas a cabo por una máquina. Debido a los avances tecnológicos brutales que se están produciendo a velocidad de vértigo, en 2022 estas cifras aumentarán al 42% y en 2025 al 52%.
Los datos son elocuentes, obviamente los robots destruyen empleo. No obstante, la pregunta del título no se puede contestar de una manera tan fácil, la realidad puede ir por otros derroteros mucho más esperanzadores.
Realmente está ocurriendo lo mismo que ha pasado a lo largo de la historia de la humanidad, a través de las diferentes revoluciones industriales que han tenido lugar. ¿Acaso, cuando en 1774 aparece la primera máquina de vapor de Boulton y Walt o en 1784 entra en funcionamiento el primer telar mecanizado, no hubo una enorme transformación social y económica que repercutió en el empleo? Igualmente ocurrió con la producción en serie, la división del trabajo de producción, el uso de sistemas eléctricos, que trajo consigo la segunda revolución industrial. ¿Qué pasó a partir de 1870 con la primera cinta transportadora, destruyó empleo? Es evidente que sí, pero también el vapor y la electricidad generaron nuevos empleos.

Ahora ocurre igual, la era digital y los enormes avances están cambiando por completo el mercado laboral, las relaciones comerciales, la propia economía mundial. Pero esto no significa la extinción total de puestos de trabajo. Los nuevos tiempos también traerán grandes y nuevas oportunidades.
Así lo dice también el Informe del Foro Económico Mundial (WEF), que tras prever la eliminación de 75 millones de puestos de trabajo por la automatización para 2025, pronostica, al mismo tiempo, que la revolución tecnológica, la inteligencia artificial, la robótica, puede generar otros 133 millones de empleo nuevos. Luego habrá un saldo neto, a favor de los empleo de 58 millones.

En definitiva, la llegada de los robots destruirá bastantes empleos, lo que no significa que descienda el número de empleados totales en el mundo. La robótica va a contribuir a generar otros empleos, va a traer nuevas oportunidades en el mercado laboral.
No deberíamos ver a los robots como una amenaza para el empleo, más bien deberíamos facilitar su incorporación al sistema productivo y ayudar al reciclaje formativo de los trabajadores para una correcta integración en la nueva economía mundial.
Es necesaria una gran adaptación a esta realidad por parte de las empresas, en ese proceso de digitalización y de los trabajadores, en su capacidad para adaptarse y reciclarse. De eso depende de que sea abra una puerta a la oportunidad de nuevos empleos, de la capacidad de adaptación que tengamos como sociedad en su conjunto.
Pero la gran protagonista de esta transformación, la que tiene que liderar esa capacidad de adaptación y ese enorme proceso transformador, tiene que ser la Administración. Por un lado, tiene que adaptar este complejo proceso de desarrollo tecnológico para acompasar las necesidades de las empresas reales con la capacitación de los trabajadores. Y por otro lado, tiene que promover un cambio profundo en nuestro sistema educativo y formativo. La herramienta más poderosa en manos de la Administración para llevar a cabo esta tarea es la Educación.

El sistema educativo actual no va servir para absorbe todas las necesidades laborales y de empleabilidad que se requiere en estos momentos. Una consultora argentina Scoop Consultores en un informe determina que el 65% de las niñas y de los niños que empiezan en primaria ahora dedicarán su carrera profesional en puestos de trabajo inexistentes en la actualidad. Hace falta una gran trasformación urgente que pueda formar a los futuros trabajadores de acuerdo con las exigencias científicas y tecnológicas que el mundo necesita.
Según el estudio Skills Revolution 2.0, “el empleado del futuro debe tener habilidades digitales, técnicas y capacidad de trabajar en equipo, comunicándose y resolviendo conflictos”.
Klaus Schwab, Presidente del Foro Económico Mundial (WEF) afirma que es necesario “capacitar a los trabajadores para manejar las nuevas tecnologías”. Continúa Schawab diciendo “este es un llamado a la acción para que los gobiernos, las empresas, los educadores, y las personas aprovechen una ventana que se cierra rápidamente para crear un nuevo futuro de buen trabajo para todos”.
Una vez más la educación es la mejor arma, en manos de los gobiernos, para que el crecimiento de los pueblos sea equilibrado y permita tener una sociedad más justa generando nuevas oportunidades de acuerdo con las exigencias de la revolución tecnológica en la que estamos inmersos.

Los trabajadores con un nivel educativo más elevado tendrán más posibilidades de adaptarse a los cambios tecnológicos. La Administración, a través de la educación, el mejor ascensor social, debe liderar esta transformación para proteger a las personas económicamente menos pudientes y para que eso no sea excusa a la hora de adquirir los conocimientos adecuados, en esta nueva era digital, que les permita tener acceso al nuevo mercado laboral en igualdad de condiciones.